miércoles, 28 de enero de 2009

El Ayuntamiento de Santa Cruz recuperará el mercado de La Abejera en García Escámez

El histórico inmueble de hierro, que llegó a la capital tinerfeña en 1897 por barco desde Inglaterra, se rehabilitará para convertirse en un revulsivo dinamizador de este barrio
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife iniciará próximamente los trabajos de recuperación del mercado de La Abejera, situado en la rambla del barrio de García Escámez de la capital tinerfeña. Este histórico inmueble de hierro, que complementó a la Recova Vieja de la ciudad durante sus primeros años de existencia, llegó al puerto en el vapor ‘Nubia’ en 1897 cargado con piezas prefabricadas de hierro fabricadas en Londres por encargo del arquitecto municipal Antonio Pintor. Posteriormente fue trasladado al barrio de García Escámez para su puesta en funcionamiento en 1949 tras perder su pujanza inicial una vez que entró en servicio el Mercado Municipal Nuestra Señora de África.
José Alberto Díaz-Estébanez, concejal del Distrito Ofra-Costa Sur; llevó a cabo la presentación del proyecto de rehabilitación, que ha sido realizado por el estudio de arquitectura Escobedo de la Riva SLP.  Durante su alocución, el edil significó que, en esta ocasión, el proyecto se plantea “recuperar el pasado de cara al futuro” e incidió de forma especial en que este inmueble “se convertirá en un revulsivo dinamizador del barrio de García Escámez”. La rehabilitación plantea poner en valor la estructura original del Mercado de Hierro, datada en 1897, sustituyendo todos los puestos de venta del mismo, al no ser originales ni poseer valor patrimonial alguno, y realizando diez nuevos puestos. Para ello, el equipo de arquitectos ha creado una mejor organización funcional interna del mismo, adaptando los puestos a la normativa vigente para este tipo de instalaciones.
Del mismo modo, se pretende que el Mercado de La Abejera tenga una imagen actual, pero manteniendo, a la vez, el carácter de los antiguos mercados municipales con un espacio dinámico y diáfano. La rehabilitación del mercado supondrá también la realización de mejoras urbanas en las zonas colindantes al mismo, mediante la repavimentación de la plaza y la demolición de las construcciones auxiliares que se encuentran actualmente en desuso y que impiden la integración del Mercado de La Abejera con la trama urbana de la rambla de García Escámez. Otro de los aspectos que se ha tenido en cuenta a la hora de diseñar esta reestructuración es el de mejorar los accesos al mercado, potenciando nuevos recorridos peatonales en la trama del barrio.
El nuevo Mercado de La Abejera tendrá una superficie útil de 407,25 metros cuadrados, que quedarán divididos en 249,50 de zonas públicas, 6,95 metros cuadrados de baños, 6,80 metros cuadrados de infraestructuras auxiliares y 144 metros cuadrados destinados a los puestos del mercado.
Una estructura nómada
El montaje del Mercado de Hierro se realizó en 1897 en la plaza de la Isla de La Madera, justo enfrente de lo que hoy se conoce en la ciudad como Recova Vieja. El encargado del mismo fue el ingeniero Luis Braun, técnico de la casa alemana Krupp que se dedicaba a los ferrocarriles y a la ejecución de muelles. Este técnico había trabajado anteriormente en Rusia y América y, a su llegada a Santa Cruz, fue nombrado presidente de La Metropolitana para hacerse también cargo de la instalación del tren que iba a conectar la cantera de La Jurada con el nuevo muelle y de la colocación de la grúa Titán para el avance del mismo.
Dedicado en su primera época a complementar a la Recova Vieja, fundamentalmente como lonja de pescado, el Mercado de Hierro sufre su primera gran reforma en 1928, año en el que recibe una instalación de agua a presión y la renovación de sus puestos de ventas. Sin embargo, con la puesta en marcha del Mercado Municipal Nuestra Señora de África, realizado por el Mando Económico y Militar en la década de los 40 del siglo pasado, se decide su traslado al barrio de García Escámez.
El 4 de enero de 1944 el Capitán General entregó las llaves de las primeras 40 casas del barrio de La Abejera que se habían construido gracias a su iniciativa. Posteriormente, dicha promoción de viviendas siguió aumentando hasta alcanzar el número de 201. En 1945, el barrio de García Escámez ya contaba con el grupo escolar y las viviendas para los maestros, el parque infantil y tiendas dedicadas a distintos oficios. La Abejera se convierte en una nueva zona de habitación, surgiendo a las afueras de la ciudad y organizándose como un barrio emergente al estar dotado de todas las infraestructuras necesarias: iglesia, colegio, oficina de correos, tiendas, sala de espectáculos (que posteriormente se transformaría en un cine) y, por supuesto, el mercado que entró definitivamente en funcionamiento en 1949.